LAS ONDAS CEREBRALES
Tipos de ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta y Gamma
En relación con nuestras ondas cerebrales, la clave del auténtico bienestar está en que cada una de ellas trabaje de forma adecuada, dentro de su frecuencia y en un nivel óptimo. Aún más, tampoco podemos pasar por alto que estos ritmos cerebrales no son estables, sino que cambian a medida que crecemos, maduramos y envejecemos
Todos sabemos que el cerebro es un órgano electroquímico; de hecho, los neurólogos nos explican que si todas nuestras células nerviosas se activaran al mismo tiempo podríamos obtener energía suficiente para encender una bombilla. El dato sin duda es asombroso.
A su vez, toda esa actividad eléctrica es la responsable de los distintos tipos de ondas cerebrales, una suerte de proceso complejo, fascinante y perfecto mediante el cual cada actividad, cada estado mental y pensamiento es capaz emitir un tipo de onda cerebral.
Por otro lado, es importante matizar que, a lo largo del día, nuestro cerebro mantiene activos los 5 tipos de ondas cerebrales. Dependiendo de lo que hagamos en cada momento, serán unas ondas las que mostrarán mayor actividad en determinadas áreas de nuestro cerebro y otras trabajarán con menor intensidad en otras zonas, pero ninguna de ellas estará, por así decirlo, “desconectada”.
Por ejemplo, puede que en un instante del día nuestra onda Alpha tenga una actividad intensa en el lóbulo frontal, lo cual hará que sintamos cierta ansiedad. Sin embargo, esta misma onda Alpha en el área occipital, implicaría un estado óptimo de relajación.
Son matices muy concretos que conviene tener en cuenta. Veamos a continuación cuáles son los diferentes tipos de ondas cerebrales y cómo se caracteriza su efecto.
1. Las Ondas Delta (1 a 3 Hz)
Las ondas Delta son las que tienen una mayor amplitud de onda y se relacionan con el sueño profundo (pero sin sueños). Asimismo, es interesante saber que son muy habituales en los bebés y en los niños más pequeños, de manera que a medida que nos hacemos mayores y envejecemos, tendemos a producir menos ondas de este tipo. Lo cierto es que el sueño y nuestra capacidad para descansar se van perdiendo, poco a poco, con los años
Por otro lado, cabe señalar también que este tipo de onda se relaciona sobre todo con actividades corporales de las que no somos conscientes, como la regulación del ritmo cardíaco o la digestión.
¿Qué pasa si en un electroencefalograma aparece esta onda en picos muy elevados? Puede indicar alguna lesión cerebral, problemas de aprendizaje o incluso ser un indicador de un TDAH severo.
¿Qué pasa si en un electroencefalograma aparece esta onda en picos bajos? Puede indicar sueño deficiente, problemas para activar y revitalizar el cuerpo y la mente…
Un nivel adecuado de ondas delta favorece y cuida del sistema inmunitario, de nuestro descanso y de nuestra capacidad para aprender.
2. Ondas Theta (3,5 a 8 Hz)
El segundo de los tipos de ondas cerebrales va de los 3,5 a los 8 Hz y se relaciona sobre todo con nuestras capacidades imaginativas, con la reflexión y el sueño. Como curiosidad, cabe decir que las ondas de Theta suelen mostrar una elevada actividad cuando experimentamos emociones muy profundas.
Un ejemplo sencillo en el cual podemos ser conscientes de en qué momento este tipo de onda toma el control, es cuando terminamos de hacer un esfuerzo o una tarea que nos ha demandado mucha energía. Justo en ese instante en que nos relajamos y dejamos “volar” nuestra imaginación, las ondas Theta adquieren mayor presencia en nuestro cerebro.
Veamos más datos ilustrativos:
Un pico elevado de ondas Theta puede relacionarse con algún trastorno depresivo, falta de atención…
Los picos bajos cursan con ansiedad, estrés y baja auto-conciencia emocional.
Un nivel adecuado de ondas delta favorece la creatividad, la conexión emocional e incluso nuestra intuición.
3. Ondas Alfa (8 a 13 Hz)
Las Alfa surgen en ese crepúsculo intermedio donde hay calma, pero no sueño, donde hay relajación y un estado propicio para meditar. Lo podemos experimentar también cuando estamos en el sofá viendo la tele o en la cama descansando, pero sin llegar a dormirnos.
Un nivel elevado de ondas alfa nos impediría poder centrar la atención o incluso sentirnos con muy pocas fuerzas para realizar una tarea.
Un nivel bajo cursa con ansiedad, estrés e insomnio.
4. Ondas Beta (12 a 33 Hz)
Cruzamos ya el umbral de esos tipos de ondas cerebrales, de nivel bajo o moderado, para alcanzar un escalón superior. Estamos ya en ese espectro de frecuencias más altas que surgen como resultado de una actividad neuronal intensa.
Hablamos de estados muy interesantes, a la vez que complejos, todo hay que decirlo. Estados que se relacionan con esas actividades cotidianas donde ponemos toda nuestra atención, cuando nos mantenemos alerta y necesitamos a su vez estar pendientes de múltiples estímulos.
Actividades tan comunes como conducir, realizar un examen, hacer una exposición, estar en una reunión de trabajo presentando un proyecto, etc., son momentos de máxima activación. Sin embargo, un exceso, una sobreactivación neuronal puede derivar en un estado de ansiedad o estrés capaz de perjudicarnos.
Un nivel bajo de ondas Beta, por su parte, nos conduciría a un estado demasiado relajado, laxo, depresivo incluso…
Un nivel óptimo de estas ondas nos ayuda a estar mucho más receptivos, enfocados a mejorar incluso nuestra capacidad para resolver problemas.
La investigación en este ámbito sigue dando sus frutos. Un estudio publicado recientemente por un equipo de neurocientíficos del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ha desvelado un gran descubrimiento acerca de las ondas beta.
En concreto, que cuando las personas realizamos tareas que requieren de la memoria de trabajo, el cerebro usa esta clase de ondas de baja frecuencia para ir cambiando entre las distintas partes de la información. Es decir, actúa como una compuerta reguladora que decide cuándo se lee o se descarta la información almacenada brevemente en la memoria de trabajo, y que nos permite poder pensar en otra cosa.
5. Ondas Gamma (25 a 100 Hz)
Sabemos que al escuchar la palabra “gamma” nos viene de inmediato a la mente los famosos rayos gamma, con su larga longitud de onda y su alta radiación electromagnética. Bien, en realidad las ondas gamma y los rayos gamma solo se parecen en un aspecto: su frecuencia extremadamente rápida.
Cabe decir que los neurocientíficos están empezando a descubrir más datos sobre este tipo de onda, pero hasta no hace mucho apenas se sabía demasiado. Es más, resulta muy difícil captarla en los electroencefalogramas. Hablamos de un tipo de onda que se origina en el tálamo y se mueve desde la parte posterior del cerebro hacia adelante y a una velocidad increíble.
Se relaciona con tareas de un alto procesamiento cognitivo.
Tiene que ver con nuestro estilo de aprendizaje, con la capacidad de asentar información nueva y también con nuestros sentidos y percepciones.
Se sabe, por ejemplo, que las personas con problemas mentales o de aprendizaje tienden a tener una actividad en la onda gamma menor que la media.
Los estados de felicidad evidencian también picos elevados en este tipo de onda.
La fase del sueño REM también suele caracterizarse por una alta actividad de este rango de frecuencias.
Para concluir, conocer los diferentes tipos de ondas nos permite entender nuestros procesos mentales, nuestras emociones, actividades y dinámicas generan un tipo de “energía” en nuestro cerebro. La clave por tanto está en ser conscientes de ello, en aprender a relajarnos, en ser más receptivos, intuitivos o en favorecer, por ejemplo, ese control emocional, donde nuestra ansiedad trabaja a nuestro favor y nunca en nuestra contra.
(fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/tipos-de-ondas-cerebrales)
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